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Día 6 en Tailandia.Triángulo de Oro, la Casa Negra y el Templo Blanco.

Antes de salir de viaje, le dimos muchas vueltas a cómo hacer el traslado desde Chiang Rai a Chiang Mai . También nos planteamos cómo ver todo lo que queríamos ver (el Triángulo del oro, la Casa negra y el Templo Blanco) y sobretodo, cómo hacerlo en el poco tiempo que teníamos. Al final y tras el trato tan amable recibido por Albert Puig de www.guiaentailandia.com  y las buenas valoraciones que tenía en Internet, decimos contratar una excursión con él.

Este artículo forma parte de la Guía y Diario de viaje a Tailandia 2016 de Vivi. Puedes seguirla en su índice: Guía de Tailandia.

Albert hace tours privados, personalizados y en español. En nuestro caso, nos avisó de que había otra pareja interesada en hacer el mismo tour y así, nos salió a mitad de precio.

Hicimos el Tour 4- triangulo de oro-templo blanco-casa negra. Originalmente la salida se hace desde Chiang Mai, pero a nosotros nos recogieron en nuestro hotel de Chiang Rai. Hicimos el tour y al final, si fuimos hasta Chiang Mai por la noche con ellos, que era nuestro siguiente destino. Desde luego no es la opción más económica, pero es la que mejor nos cuadraba y no nos arrepentimos de haber invertido ese dinero (sobre 3810 baths en total).

Íbamos en una furgoneta con aire acondicionado, chófer y guía en español (en nuestro caso el guía iba un poco «justito» con el español, aunque Albert nos dijo que ese día no tenía disponibles a otros guías con los que suele trabajar y que por eso tuvo que hacerlo éste). También disponíamos de bebida fría, fruta y muchas comodidades. Para nosotros, que además utilizábamos la excursión como medio de transporte entre las dos ciudades, fue importante que nos guardaran el equipaje todo el día sin problemas).

La primera parada que hicimos fue en Baan Dum o la casa negra. Es una obra de un arquitecto local, algo excéntrico y en general, es un lugar muy llamativo. Las casas y estructuras con casi negras en su totalidad y la decoración está hecha a base de pieles y cuernos de animales.

A continuación nos dirigimos a Sop Ruak, considerado el centro del triángulo de oro. Aquí, coincidiendo con la confluencia del río Nam Ruak y el Mekong, coinciden las fronteras de Myanmar, Laos y por supuesto, Tailandia.

En esta zona, un área de miles de kilómetros,  reinó el comercio del opio durante mucho tiempo. No en vano, tuvo el «honor» de ser la productora de gran parte de la heroína que se distribuía por todo el mundo. Al llegar, es imposible no ver el Phra Chiang Saen Si Phaendin, una gran estatua de buda, sobre una especie de barco de colores.

Visitamos también el Wat Prathat Pukhao, un templo cercano bastante chulo, con una especie de terraza, para ver las vistas del triángulo. Es necesario decir, que había una gran contaminación del aire, que dificultaba las vistas. Según nos contaron, el denso humo procede de la quema ilegal de plantaciones de Laos, como medida para limpiar los terrenos y que, aunque es ilegal, se sigue haciendo. El menor problema supongo que es el tema de que no permita ver, sino la cantidad de problemas respiratorios que sufre la población.

Seguidamente, bajamos al embarcadero, para hacer un paseo en barca a Laos. Es necesario llevar el pasaporte para esto. Fuimos un rato por el Mekong, hasta que desembarcamos en un mercadillo, ya en tierra Laosiana. El mercado es muy cutre y decepcionante. Para nosotros, fue la «turistada» del viaje y consideramos que no tiene ningún interés hacerlo (a no ser que se tenga especial interés en decir que se ha pisado Laos).

De nuevo en tierras tailandesas, nos dirigimos al Wat Rong Khun o el Templo Blanco, obra de otro afamado artista excéntrico. Es un templo muy reciente, todavía en construcción y es muy curioso y llamativo. A mayores de las representaciones de buda habituales, se pueden ver otras representaciones más modernas, como Songoku o Hello Kitty. Fue uno de los sitios que más me gustaron de todo el viaje. Antes de entrar (todo lo que vimos en el día de hoy es gratuito), comimos en un local justo enfrente, sin ningún tipo de interés, más allá de saciar nuestro apetito.

Al terminar la visita, justo cuando ya cerraban, empezamos el viaje de regreso (en nuestro caso sólo de ida, hacia Chiang Mai). Únicamente parando para ir al baño y ver unas fuentes termales naturales. Por el camino arreglamos con nuestro guía, para que nos llevara dos días después al aeropuerto.

Nos dejaron en nuestro hotel, el Chedi Home Resultó ser un hotel muy «cuqui», de esos con sensación de estar «como en casa». Está muy bien ubicado y tiene una pequeña piscina en la terraza, perfecta para un baño rapidito. La única pega, fue que teníamos muchísimos mosquitos en la habitación. Ambos días, tras peleas de sangre con ellos, dormimos con parches y repelente de mosquitos y aún así… cómo nos pusieron!

Bueno, poco después de llegar, nos fuimos caminando al bazar nocturno de Chiang Mai. Es un muy buen sitio para comprar recuerdos (aunque los mejores precios los vimos en Chatuchak, en Bangkok) y es posible encontrar más cosillas con diseños más chulos u originales. En los mercados de esta ciudad, vimos muchos diseñadores jóvenes, vendiendo sus creaciones. Es un mercado muy grande y con zonas diferentes y fascinantes. Nosotros, después del largo día que llevábamos y sabiendo que nos quedaba la vuelta al hotel caminando, no fuimos capaces de verlo entero.

Se comunica con el Ploen Ruedee night market, que tiene una gran zona de restauración, con escenario y música en directo en el centro. Alrededor del terreno, están los puestos y food trucks donde puedes comprar la comida y en el centro, muchas mesas, sillas y demás sitios donde uno puede sentarse a comer. Es un lugar muy orientado a los extranjeros y con precios más altos de los habituales, pero el ambiente es muy distendido y alegre; un lugar perfecto para relajarse, beber algo y charlar con otros viajeros. Esa noche, nosotros cenamos aquí.

INFO

 

Este artículo forma parte de la Guía y Diario de viaje a Tailandia 2016 de Vivi. Puedes seguirla en su índice: Guía de Tailandia.

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El autor Vivi

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